La crisis de vivienda en Francia

El país de los 'mal alojados'

 

Fuente elmundo.es

Vista de la Torre Eiffel desde un ático de París.

• La crisis de vivienda se agrava en el país vecino
• Ocho millones de personas tienen problemas para encontrar una casa habitable

Raquel Villaécija | París

Despertarse por la mañana y casi poder abrir la nevera para sacar la leche desde el lecho, sin necesidad de incorporarse, no disponer de agua caliente, dormir a la temperatura ambiente, sin calefacción, o no poder ponerse en pie porque el inquilino le gana en altura a la vivienda. La excepción es la norma para casi cuatro millones de personas en Francia, que sufren cada día estas incomodidades. Padecen, más que disfrutan, sus hogares.
La fundación Abbé Pierre lucha desde hace años para ayudar a encontrar un piso digno a las personas que no tienen techo bajo el que cobijarse, o si lo tienen casi se les cae a pedazos. Este viernes publicó su informe anual, que revela que ocho millones de personas tienen problemas para encontrar una vivienda habitable. Peor se las ven los 3,6 millones que viven en las citadas condiciones o en albergues temporales mientras que para 685.000 su hogar es la calle.
Según denuncia el estudio, "cada vez hay más familias, clases intermedias incluidas, que tienen dificultades par acceder a una vivienda y para poder mantenerse". Estas personas tienen que hacer "esfuerzos prohibitivos" para poder alojarse y les queda una miseria para poder acabar el mes, de manera que en muchos casos no pueden pagar las facturas de gas y electricidad.
Por eso, cada vez hay más impagos y amenazas de desahucio. Las órdenes de expulsión batieron un récord en 2011, con 113.000 inquilinos con un pie fuera de casa por no cumplir con su mensualidad de manera reiterada. Ademas, según la fundación, el número de mujeres solas con hijos obligadas a dormir en albergues municipales ha "sufrido una explosión" estos últimos diez años.

Prácticas perversas

El diagnóstico se ha agravado por una crisis que "tiene unos efectos inquietantes". Una de estas perversas prácticas que se alimentan al calor de la austeridad es la de alquilar espacios por debajo de la superficie permitida. El mínimo legal son nueve metros cuadrados. A pesar de que este espacio es ya de por sí limitado, los hay que alquilan aún por debajo de la marca sus zulos, trasteros o habitaciones por precios que no bajan de los 300 euros.
La semana pasada la policía de París desalojó a un hombre que vivía en un metro cuadrado y que pagaba a su interesada casera 300 euros por el minúsculo hogar desde hace 15 años. También ha animado la crónica mediática el caso de una madre soltera que vivía con su bebe en cuatro metros cuadrados. Para colmo, la mujer había sido expulsada de la casa por impago. Una mañana llegó y se encontró su maleta en la basura y una cerradura nueva.
En Francia el desahucio es ilegal en periodo invernal, entre noviembre y marzo, y alquilar espacios por debajo de lo establecido está penado con cinco años de cárcel y 150.000 euros de multa. Según Abbe Pierre, el 20% de los casos que se gestionan en la asociación son precisamente de personas que viven en estos minipisos. Aseguran que en este mercado negro hay espacios de cinco metros cuadrados a 600 euros. Ni el Palace.
Frente a esta picardía impulsada por algunos espíritus con excesivo ánimo de lucro el Gobierno señaló este lunes que tomará medidas para penalizar estas prácticas. El informe de Abbe Pierre, que se apoya en estadísticas oficiales, sirve de referente para el Gobierno y nada más conocer las cifras la ministra del ramo, la ecologista Cecile Duflot, llamó a "la movilización general a favor de la vivienda".
La fundación alabó algunas de las medidas aprobadas por su departamento, como requisar las viviendas vacías de manera temporal para albergar en invierno a los sin techo o la idea de lanzar un fondo para cubrir los impagos del alquiler. A pesar de las iniciativas y las buenas intenciones el reto es ambicioso. Según Abbe Pierre, se necesitan 900.000 nuevos pisos por año para poder alojar debidamente a todos los que creen que viven el hogar como un suplicio.